Los méritos de hablar

Moverse más, comer de forma sana y pensar positivo: no es fácil cuando uno está psicológicamente cansado. La actividad física al aire libre y una buena mesa son incentivos para el estado de ánimo, sin embargo, a veces no parecen suficiente. Los alti bajos pueden ser comunes. Lo importante es que no lo detengan.

“Después del tratamiento tuve malos momentos. Pasé más de un año experimentando dificultades y estaba buscando maneras para controlar los efectos de la enfermedad y las drogas. El grupo es una gran ayuda. Una vez que uno ve una respuesta, se siente más motivado.”  José, 80 años de edad

Buenas razones para dudar

Si se le ha diagnosticado recientemente con cáncer de próstata y la enfermedad se ha introducido repentinamente en su vida, lo que suele sucederle a la mayoría de hombres que se ven afectados, es probable que usted se sienta anímicamente afectado. Con la enfermedad vienen las dudas, las preguntas de cómo la vida va a continuar: “¿cuánto tiempo me queda?” y “en qué estado físico?”.

El tratamiento de la enfermedad trae su propio conjunto de dificultades. Las consecuencias de la cirugía sobre las funciones urinaria y sexual puede causar preocupación en los pacientes. El tratamiento hormonal puede afectar el autoestima y presentar efectos adversos y cambios físicos.

Generalmente, el cáncer de próstata es una enfermedad de la vejez. Cuando golpea su autonomía y virilidad, los hombres se sienten viejos. Además, si bien la mayoría de los hombres no quieren ser considerados enfermos, muchos de ellos encuentran que las personas cercanas y queridas para ellos, les recuerdan que lo están.

Admitir que usted está sufriendo

Admitir el dolor psicológico, ya sea la angustia o la depresión, y confiar en alguien no es fácil. Escuchar a otros pacientes expresarse parece ser la opción menos dolorosa: “Entre nosotros juega el papel del psicólogo. Sabemos, tenemos que admitir, que estas cosas son difíciles. También sabemos que los hombres que quieren hablar no siempre encuentran las palabras”, explica José.

No deje sus pensamientos solo para usted

Poner en palabras lo que uno siente es en la primera descarga. Algunos hombres encuentran que hablar en un grupo de pacientes les permite sentirse menos solos acerca de su situación, y ser capaz de expresar lo que ellos, como individuos, sienten. Otros hombres prefieren hablar en privado con un médico o una enfermera, y algunos como Bernardo incluso consultan a un psicólogo.

“El día que le dije a mi esposa lo que yo sentía, ella insistió en que viera a un profesional. Yo tenía mis reservas, pero ella me dijo que, si yo tenía un dolor de muelas, ¡me gustaría ver a un dentista!. La psicóloga me ayudó a poner las cosas en orden, y aunque yo no la vea por un tiempo largo, hay un claro antes y después. Lo que es más importante, me ha enseñado a no guardarme las cosas”, dice Bernardo.

No guarde sus preocupaciones. Si encuentra personas indiferentes, encuentren una manera de compartir en lugar de culpar. En los grupos de conversación, uno escucha cosas como “la comunicación se ha vuelto difícil”, “las palabras me asustan”, y “la enfermedad separa más de lo que une”. Trate estas cuestiones como trataría otros efectos indeseables de la enfermedad.

Hacer preguntas es fundamental

Escuchar la noticia de que usted tiene cáncer o que el cáncer ha regresado, conocer los tratamientos y los efectos no deseados… todos estos elementos en el proceso de aceptación le harán plantearse toda una nueva serie de preguntas. Uno no siempre es capaz de escuchar toda la información que se le da. Los médicos son como cualquier persona; algunos explican con detalle y otros no explican demasiado. ¡Recuerde que también puede hablar con su enfermero, así como su médico!.

Juan explica por qué la información es un requisito previo para la acción: “El mensaje de nuestra organización es “tome el asunto en sus propias manos”. Para poder hacer esto, se necesita una sólida base de conocimientos sobre la enfermedad, los tratamientos y sus consecuencias y qué puede hacer para disminuir esos efectos.” 

Contrarrestar el espiral negativo

La actividad física, marcarse objetivos y el contacto social, son buenos para su estado de ánimo. Abstenerse de seguir el programa porque se siente cansado o deprimido no le ayudará a generar la energía necesaria. En el transcurso del programa, deberá obligarse a mantener el ritmo mínimo recomendado. No se desmoralice por sentir que ya no es “capaz”. ¡Acepte que puede tener malos ratos pero sobrepóngase para seguir adelante con más fuerza!

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